Soneto de la lejanía
(Los sonetos del agua)
Me he explorado sobre tu anatomía,
porque, en ti, laberinto es hermosura.
Afuera todo es poco: quemadura
de una tierra afligida, y lejanía.
Dios llorará cuando las sombras ardan.
Mas del amor seremos cauce y agua,
hechizo que de piel toca en tu enagua,
y latidos de seda que se guardan.
Hay arqueros situados en la idea,
lamento del pasado y llama vieja.
Están tiñendo, oscuros, urden muros…
de piedra o de alambrada que golpea,
con velo en la mirada y en su queja,
narrándonos que son los tiempos duros.
Moisés Cañizares
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