En estos días
En estos día de convulsa
Sed de gritar,
De desatados lamentos
Largamente amordazados,
De abrazos forjados
En la desesperanza,
Yo sonrío,
¡Te sonrío a ti.
Ahora que se que lees
En mis ojos tu larga tristeza,
Tu soledad inundada
De verdades crueles
Y amargas como la hiel.
Se ahora -como nunca antes-
Que brazos hermanos
Que forjarán mi cuerpo.
Que hay, que habrá,
Unos ojos, los tuyos, los míos
que lo verán todo
Una piel por infinitos dedos tocada
Un sentir colmado de esperanza
Que me eleva, me trasciende
Hasta convertirme en ti, en todos.
Todo reverdece ahora
Con fulgurante intensidad.
Y ya no me importa
El sí o el no,
El ahora o el mañana.
Ya no hay sombra en mi entendimiento
Sé que está hecho.
La esperanza ha crecido regada
Con infinitas gotas
De sudor y lágrimas y sangre.
Pero no hay tristeza
En nuestra mirada.
Nos desvestiremos del temor
De la desesperanza y la desidia
Por tantos siglos inculcada
A golpes de cruz y yugo.
Por fin mis ojos, nuestras pupilas
Aceptaron la oscuridad
Y reciben con excelso placer
El hilo de luz
Que los muros de la opresión
No son capaces de cegar.
Tú y yo en un beso
En un abrazo fundidos
¡Poseemos la libertad
Y asumimos su lastre
Javier Delgado Gordillo
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