El envilecimiento del euro, el envilecimiento de Europa
Hay que ver lo que ha cambiado el significado de la expresión "más Europa", desde los tiempos de Aznar, previos a la adopción del euro, a estos tiempos en los que Rajoy tanto nos recuerda a Zapatero. A finales de los 90 recuerdo que se nos vendía como imperativo europeo lo que no era otra cosa, en realidad, que una encomiable llamada a nuestra propia responsabilidad de cara a cumplir unos objetivos que eran buenos por sí mismos, tales como mantener baja la inflación o lograr que nuestro déficit y endeudamiento públicos no superaran, respectivamente, el 3 y el 60 por ciento de nuestro PIB. "Más Europa" significaba no sólo más apertura comercial, más libertad de movimientos de bienes y personas, sino también más disciplina y rigor en las cuentas públicas.Hoy, por el contrario, el concepto de "más Europa" viene a ser una especie de abdicación por parte de los gobiernos nacionales de las propias responsabilidades de cara a controlar sus propias cuentas, o el deseo de que los ciudadanos de los países con gobiernos disciplinados se hagan cargo de parte de los gastos superfluos que gobiernos, como el nuestro, no se pueden permitir y que no terminan de recortar.
Naturalmente, la falta de esa austeridad y de esas reformas estructurales que Rajoy predica, pero que apenas practica, constituye también un problema para Europa; pero eso no significa que allí deba encontrarse, casi de forma chantajista, la solución. La responsabilidad colectiva europea, planteada de esta forma, encubre simplemente una falta de responsabilidad individual de los gobiernos nacionales.
En este sentido, recuerdo a Zapatero en 2010 ofrecer la participación de España en uno de esos planes de rescate a Grecia que con tanta y tan justificada reticencia valoraba Merkel. Teniendo en cuenta que ya por entonces nuestro país era considerado uno de los enfermos de la UE, aquella imagen de nuestro presidente ofreciendo ayuda me evocó a la de un alcohólico aquejado de cirrosis ofreciéndose como donante de hígado.
Naturalmente que, con esa actuación, Zapatero pretendía hacernos creer que España era parte de la solución y no del problema. Pero la suya encajaba perfectamente con ese concepto de "más Europa", con esa apelación a "la solidaridad de nuestros socios comunitarios", que hoy también entona el actual gobierno español.
Esta adulteración del concepto de Europa y esta pretensión de sostener al euro mediante la envilecedora monetización de deuda, debe ser respondida tal y como hizo Merkel hace poco más de dos años ante el Bundestag: "Un buen europeo no es aquel que acude corriendo a ayudar, sino aquel que respeta los contratos con sus socios europeos. Así es como se refuerza la estabilidad del euro". Y de Europa.
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