Dejé el camino
Dejé el camino y me detuve a mirar.
Marcado por hierro de vieja imprenta
Tu verso herido de tiempo alimenta,
-En el fragor del segundo y el azar-
Penas que a mis sienes hacen palpitar.
Torrente de un mundo a mi garganta
Piel, camino, vergüenza que levanta
Pies y alma al clamor de tu voz al gritar:
¡No hay senda pura, verdadero sino
Que forjado quede sino al caminar.
¡Lamento profundo que al ser mezquino
De pedestal tan alto no haga temblar.
Solo ungidos pechos de sal y vino
Me harán de nuevo volver a respirar.
Javier Delgado Gordillo
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