La Realidad en las narices
La receta que me incluyó en tu piel
se burla de mi acento
se burla de mi acento
canturrea mis olvidos
maldice mi nombre, mi apellido
fulmina mi biografía
apresa mis sueños
los destierra a puñados de mí.
La receta que me incluyó en tu sexo
es la misma que engulló, a cuántas...
Voluptuosas féminas acopladas a tu centro
vestidas de pasiones, encuentros en prosa rosa.
Yo, querido
te pongo la vida delante
la realidad en las narices
te azoto con mi mirada
te arrobo con mis apetitos
te enveneno con dulces y atractivos parlamentos
y te excito con mi desaire.
Porque mi receta
no proviene del lugar donde se tambalea el universo
proviene del terreno fortificado, lágrimas a fuego lento.
Porque el adorno que cuelga de mi alma
no es culinario, no es sanguinario
es vesicular, es visceral.
Es un trozo de tiempo
palpitante, purulento, fresco
y eterno.
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