La pérdida de si mismo
Sopesando su futuro, el niño de mirada triste quiso reivindicarse a si mismo: sus demonios, sus carencias, sus dudas y sus fobias
se apearon del tren sin destino ni dirección.
Apenas recordaba haber soñado con algo hermoso. Lo poco que construía,
terminaba por venirse abajo. Pero culparse por ello había dejado de
tener sentido para él.
Ahora su viaje tomaba forma, las curvas más cerradas se abrían para él-como si un dios que hasta ahora le daba siempre la espalda le facilitara el trayecto- Y ya no pensaba sólo en dormir.
Había comprendido los mensajes del camino. Toda aquella pesadilla-la pérdida de si mismo- No fueron en vano. Aquella cadena de imprecisiones era para que su mirada volviera a cobrar el brillo que su alma merecía.
Y aunque seguía sólo en su camino, al menos era consciente de lo realmente importante; había vuelto a recuperar la calma.
_Resulta incluso alentador pensarlo, ¿no creen? _
Se comentaba por los infiernos donde había estado.
Ahora su viaje tomaba forma, las curvas más cerradas se abrían para él-como si un dios que hasta ahora le daba siempre la espalda le facilitara el trayecto- Y ya no pensaba sólo en dormir.
Había comprendido los mensajes del camino. Toda aquella pesadilla-la pérdida de si mismo- No fueron en vano. Aquella cadena de imprecisiones era para que su mirada volviera a cobrar el brillo que su alma merecía.
Y aunque seguía sólo en su camino, al menos era consciente de lo realmente importante; había vuelto a recuperar la calma.
_Resulta incluso alentador pensarlo, ¿no creen? _
Se comentaba por los infiernos donde había estado.
Marcos Blanco Villaverde
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