De la mano
En esta vida
todo lo aprendemos
de la mano de alguien.
De la mano de nuestros padres
aprendemos a ponernos en pie,
a caminar erguidos, a abotonarnos a la vida
y a valernos por nosotros mismos.
De la mano de nuestros hermanos
aprendemos a compartir, a ceder,
a proteger y a cuidar
y a crecer para dar ejemplo.
De la mano de nuestros maestros
aprendemos a pensar, a razonar,
a explorar el mundo que nos acoge
y el universo que nos rodea y nos comprende.
De la mano de nuestros amigos
aprendemos a disfrutar, a perder para ganar,
a dar sin esperar nada a cambio
y a descubrir la vida.
De la mano de la persona que amamos
aprendemos a sentir, a salir de nosotros mismos, a encontrarnos con el
otro,
a hacernos preguntas que no tienen respuesta, o que no esperan
respuesta,
y a comprometernos con el amor, el dolor y la esperanza.
De la mano de nuestros hijos
aprendemos a llevar de la mano
a quien no puede caminar solo,
aprendemos la paciencia, la gratuidad
y que el tiempo que tenemos no nos pertenece.
De la mano de nuestros nietos
aprendemos a recuperar el niño que fuimos,
y a recordar el camino de vuelta a casa.
De la mano de nuestra enfermedad
aprendemos a ser humildes,
a aceptar la ayuda de los otros
y a formar parte de un todo llamado humanidad.
Y cuando acaba nuestra vida
aprendemos a agradecer todas esas manos
que siempre nos han llevado,
y a darnos cuenta de que todas las manos
eran la misma mano desde el principio,
y que no ha habido más que una sola mano en nuestra vida,
la del Dios de la Vida,
que siempre ha estado junto a nosotros
caminando a nuestro lado,
de la mano.
Iosu Moracho
Sitio web:
Muchas gracias Carlos. Un abrazo y a mandar. Iosu.
ResponderEliminarUn placer
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