Aroma
A través de esta inexistencia,
ensueño tu voz, amor mío,
mientras afuera
continúan los gestos desesperados
en este girar insensible de muerte sobre muerte,
que cruje sobre la inquietud pisoteada por la codicia.
Quiero luchar,
arrancar de la vida el sentimiento y saberme hombre:
significar.
Pero, aunque no tengo miedo,
no encuentro la salida
hacia tu cielo, mi vida, hacia tu cielo.
¿Cómo fundir mi alma con tu alma,
mi carne con tu carne,
mi beso con tu beso?
Si no sé ni quien eres,
no conozco tu encuentro;
si nunca hemos quedado,
extraña, boca, infierno.
Y escucho tu voz,
como si pudiera tocarla
en este eterno oscuro,
que me abraza en silencio.
Por amor río y lloro,
del sexo penitencio;
mas veo allá a lo lejos
tu rostro con mi rostro,
tu acento aquí en mis ojos,
tu mano en mi lamento.
¡Abrid todas mis venas,
cortad todos mis vuelos,
destruid mis paisajes!,
que yo espero y espero
la mujer de mi ensueño.
No se caerá hoy el tiempo
ni dormirá mi cuerpo
arcilla, agua, cerezo.
¿Despertaré mañana?
De tu estima estoy preso
sobre este mundo inerte,
que viste sus sentidos,
con roca, sombra y yeso.
Moisés Cañizares
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