Canciones de amor desesperado
Nº II
De tu memoria,
ya solo queda el recuerdo,
- difuminándose. borrándose poco a poco,
aunque nunca del todo –
de tu tristeza lánguida,
y de tu alegría, todavía inocente,
la que brillaba en tus ojos siempre
como el primer día en que los vi...
y que vuelve a mi, aun ahora,
con inusitada viveza,
- dejando extrañeza, frustración,
desconcierto –
con el sonido de las olas al romper,
y en el lejano canto de los pájaros
de un atardecer cualquiera,
en el entre-cerrarse de mis párpados
y en los rayos de Sol que apenas los atraviesan.
Saul Pushkin
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