16/9/12

Realidade Cero con Emilio Romero Ele



¿Usted cree en todo eso? ¿escuché bien lo que dijo?

Y el hombre-mosca, por acaso ya desapareció para siempre?
Usted todavía lo admira.¡ Que estampa de iluminado tiene ese hombre! Un rostro en llamas, un mechón cubriendo parte de su frente,
mirada brillante en permanente vigilancia, mandíbula fuerte y sobretodo ese bigotito estilo mosca.
Ese hombre sabia imponerse, hablaba para quien quisiera oír, sabia comandar un ejército, emocionaba a las multitudes y todo un pueblo se embriagaba con sus discursos.
Ese hombre tenía sus ideas, sus ideas añejas y sus prejuicios del color nada benigno para la salud, un rubio-sangre del campo de exterminio.
¿Cada cual con su sistema para imponer su dominio?
¿Oí bien?

Imagínese usted sometido al sistema del hombre-mosca.
Imagínese entrando, flaquito, desnudo
como un Adán desesperado, entrando en un crematorio.
¿Ya lo imaginó? Está sintiendo el calor de 800 grados
en su carne, en sus huesos que comienzan a derretir?
Bella experiencia, ¿verdad?
Los seguidores de ese hombre poderoso
sabían hacer sus cosas.
Es así que un país conquista el mundo y extermina
a sus enemigos. ¿Oí bien lo que está diciendo?
Ahora imagínese de nuevo entrando
en el crematorio.
Cuando ya había dado los primeros pasos en el interior
del horno y el calor comenzaba a inflamarle la piel,
siente que está retrocediendo, grita a su madre
para que ella pare con ese cuento del infierno.
Justo cuando siente que el calor lo está transformando
en fuego oye un grito !Achtung!!!
Un hombre de uniforme lo saca del horno.
Cree que los ruegos de su madre
lo salvaran del infierno.
Engaño suyo. Los hombres de uniforme habían
olvidado un requisito para que nada impida
su transformación en cenizas.
¿Qué oculta en el esfínter? Ellos siempre piensan
que usted los quiere engañar, registran hasta las tripas.
Imagine enseguida esos policías
con rostros inalterables,
y a veces con una amplia sonrisa bonachona,
que ellos son hombres de buena voluntad,
bien dispuestos para que todo salga perfecto
en su acto final.
¿Usted cree realmente que el hombre del bigote
mosca es cosa de un pasado infame,
que no se va a repetir?
¿Oí bien lo que está diciendo?
¿Por acaso nunca pensó que los millones y millones
de miserables que pueblan la tierra,
que viven en guetos de miseria,
son muy semejantes a los hombre eliminados
por el hombre-mosca?

¿Entonces usted piensa que los dominadores actuales también guardan una pizca de bondad en las aurículas? Entonces el lado bondadoso y justiciero también circula en la sangre de esa gente?
Ok, entiendo, usted todavía espera en cada Navidad que papá Noel entre por el tubo de la chimenea. Usted cree también que caperucita roja fue salvada del vientre del lobo.

Los dictadores de nuestro tiempo no precisan de una Gestapo de botas ostentosas y de cámaras de tortura; usan tácticas más sutiles y silenciosas que entran en su mente por medio de imágenes y de espectáculos. Y usted se torna un vasallo más del viejo orden.




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