Cinismo cooperativo
Vuelvo a oír tu voz desde mi jaula
llenando el precioso espacio del silencio,
solo con tus palabras.
Sin embargo no veo tus actos,
y no consigo alcanzarte porque voy descalzo.
Tu llevas tu ritmo en este tiempo,
frenesí de carreras a ninguna parte,
y yo descanso en este banco esperando quizá,
a que me alcances.
Difundes tus valores entre las gentes
escondiendo el látigo de las serpientes,
con niveles diferentes de verdades,
palabras sectarias de tu parte.
Esclavitudes viejas reinventadas
para en tu trono alhajarte.
No quiero nada de ti
que ya te abracé en alguna parte
y como verdad absoluta de mi alma,
descalzo me dejaste.
No me duelen pues, los pies de caminante.
Mi pesar es tu voz,
de mentiroso errante.
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