Merkel y el hombre del saco
Cuando era niño me amenazaban con el hombre del saco:
un misterioso personaje que metía a los que se portaban mal en su
talego, para siempre. Tuve pesadillas con él como ahora me ocurre con la
señora Merkel; incluso sus rostros, en mis sueños, se superponen.
El motor de la Unión Europea es la
desconfianza. Hubo un tiempo en que Europa funcionaba con combustibles
de homologación; ahora hemos construido un monstruo con moneda única y
financiación de hasta siete puntos de diferencia: resulta inevitable
preguntar la utilidad de pertenecer a un club en el que la moneda te
termina por aplastar por el crédito desigual. Y la respuesta es
demoledora: miedo a estar fuera porque todavía la situación sea peor.
La artífice de la destrucción de Europa
se llama Angela Merkel. Soberbia construida sobre la arrogancia. La foto
de Merkel con los goles de su selección contra Grecia son un retrato
psicológico de la política germana. No se cortó un pelo en su victoria
sobre la dignidad del equipo griego. Hay que saber ganar y Merkel no fue
ese día a la escuela.
Alemania solo tiene mala conciencia con
Israel, lo que determina su política exterior. Grecia también fue
ocupada por la Wehrmacht y sus ciudadanos sometidos por las SS y la
Gestapo. Pero la mala conciencia de Alemania solo se ocupa ahora de los
judíos. El resto de quienes padecieron el terror nazi ya han cumplido su
fecha de caducidad. Por eso Angela Merkel ha fomentado la imagen de los vagos del sur, ocultando que fueron financiados por los bancos alemanes.
No se trata de resucitar el pasado sino de impedir que se repita. Alemania fue el hombre del saco que se llevó los sueños de los niños de toda Europa. Ahora no le hacen falta Panzerdivision.
La señora Merkel utiliza la técnica de dominación financiera solo con
su testarudez. Hay quien piensa que desaparecido el Euro, la Unión
Europea no tendrá sentido. Entonces, el poderoso Marco alemán podrá
tomar posiciones desde el Bósforo a Dunquerque. Sin pegar un solo tiro.
Solo con Ángela Merkel ejerciendo de “hombre del saco”.
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