Siento la sequía
en la saliva macilenta que destruye mi nombre.
Salí a tejer un cerebro no contaminado
y me encontré con los sesos del que me vendía
ayer la bandeja de gloria.
Tengo un ojo no tuerto,
tengo un pensamiento sangrante
que me hace creerme viva un minuto más.
Pero mi brazo izquierdo no sabe levantar mi mandíbula.
La necesito afilada.
Ahora que ya no soy humana ya no tengo excusa para saciarme de ti.
Abro la boca.
Al fin veo mi nombre escrito en la paranoia de tus ojos.
Sus sitios web:
Aquí no hay cerraduras
Pasajera67
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